Así se le planta cara al sonido de poca calidad: reivindicando el high-quality

Así se le planta cara al sonido de poca calidad: reivindicando el high-quality
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A todos nos gustan las teles grandes y con buena calidad de imagen. Los usuarios no solemos poner ningún reparo para reconocer lo importante que es disfrutar un buen dispositivo de visualización, se trate de un televisor o un proyector, para que nuestra experiencia sea totalmente satisfactoria. Sin embargo, con frecuencia olvidamos lo importante que es el sonido en esta ecuación, por lo que muchas veces la experiencia audiovisual queda empobrecida por un audio de mala calidad.

Si apostamos por una tele a la última, pero descuidamos el sonido de nuestro equipo de cine en casa, nos estaremos perdiendo buena parte de la experiencia cinematográfica. Y con la música sucede lo mismo. Si escuchamos a nuestros grupos y solistas favoritos a través de un equipo de mala calidad, la capacidad emotiva de la música, que es lo que realmente nos hace disfrutar, quedará seriamente dañada. Estas son las razones por las que merece la pena apostar por un equipo de sonido de calidad.

El sonido y el cine en casa

Para comprobar lo mucho que aporta el sonido a la experiencia que nos ofrece nuestro equipo de cine en casa solo tenemos que hacer un experimento muy sencillo: reproducir una película que nos guste y reducir el volumen lo suficiente para que la banda sonora y los diálogos pierdan su «empaque». Inmediatamente comprobaremos que buena parte de las emociones que experimentamos cuando vemos esa película se desvanecen. La música, los diálogos, los efectos de sonido… todo pierde efectividad.

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En realidad lo que acabamos de hacer no es más que un simulacro, pero puede ayudarnos a valorar lo importante que es el sonido como parte de la experiencia audiovisual. Lo realmente relevante es ser consciente de que un equipo de cine en casa con una calidad de audio mediocre será incapaz de reproducir las bandas sonoras de nuestras películas tal y como fueron concebidas por sus creadores. Con todo su impacto y su capacidad emotiva.

Hay varias razones por las que unos altavoces y un receptor A/V de baja calidad, que son los elementos que suelen dar forma a la mayor parte de los equipos de cine en casa domésticos, no nos ofrecerán la mejor experiencia. La potencia del amplificador suele ser reducida, y su distorsión relativamente elevada, sobre todo cuando el volumen es alto o estamos viendo una secuencia con una carga dinámica importante, como una escena emocionante de una película de acción. En estas condiciones la sección de amplificación del receptor A/V puede ser incapaz de controlar con precisión el movimiento del diafragma de los altavoces, generando así un sonido con poca definición y sin pegada.

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Por otra parte, si las cajas acústicas son de mala calidad, su sonido también dejará mucho que desear. Si tienen un recinto endeble, vibrará, lo que desvirtuará el contenido sonoro que estamos escuchando. Si, además, los altavoces no son capaces de reproducir con precisión todas las frecuencias contenidas en la banda sonora, desde las más altas hasta los graves, podemos estar perdiéndonos una parte de la información sonora de nuestra película. Y, lo que es aún peor, cuando trabajan juntos un amplificador y unas cajas acústicas de baja calidad, la distorsión puede ser elevada, lo que suele provocarnos una fatiga auditiva intensa, que suele aparecer bajo la forma de un molesto dolor de cabeza.

La música y la calidad de sonido

Buena parte de lo que acabamos de ver en los equipos de cine en casa puede aplicarse también a los equipos de música, pero merece la pena que profundicemos en algunos matices que diferencian a unos y otros. Cuando escuchamos música volcamos toda nuestra atención únicamente en el contenido sonoro porque no hay información visual, lo que de alguna forma nos permite apreciar con más claridad las carencias del equipo de sonido.

También es importante tener en cuenta que habitualmente no tenemos una referencia real de muchos de los sonidos que escuchamos en la banda sonora de las películas, como las explosiones o el ruido emitido por artefactos que no existen en el mundo real, pero esto no suele suceder cuando escuchamos música. De hecho, es probable que hayamos tenido la ocasión de escuchar «en vivo» algunos de los instrumentos de nuestros CD o MP3, e, incluso, la voz de nuestro cantante favorito, por lo que tendremos una idea bastante aproximada de cómo debería sonar a través de nuestro equipo HiFi.

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La consecuencia de todo lo que acabamos de ver es que para un equipo es incluso más difícil reproducir con precisión nuestra música que la banda sonora de nuestras películas. Estas últimas suelen tener una mayor carga de graves, algo que podemos resolver instalando un buen subwoofer, pero un buen equipo de música no solo debe ofrecernos una distorsión muy baja, sino también un timbre realista, una resolución alta y, a ser posible, una escena sonora amplia que nos permita cerrar los ojos y ser capaces de percibir la ubicación en el espacio de cada instrumento con nitidez. Como si realmente estuviésemos asistiendo a un acontecimiento musical en vivo.

Un buen equipo de alta fidelidad debe tener todas estas cualidades. Pero lo que realmente las hace importantes es que son el vehículo necesario para preservar íntegra la capacidad emotiva de la música, que es lo que realmente nos permite disfrutarla. Lo que en algunos momentos nos pone el vello de punta. Es evidente que por muy sofisticado y complejo que sea un equipo HiFi nunca podrá recrear al 100% las emociones que experimentamos al asistir a un concierto, que, además, están amplificadas por toda la liturgia del evento y por el hecho de vernos rodeados por otras muchas personas con las que compartimos afición. Pero, afortunadamente, un buen equipo, que no tiene por qué ser caro, puede conseguir recrear en nosotros buena parte de las emociones que dependen únicamente del contenido musical.

Fíjate en esto antes de comprar

La tecnología ha evolucionado lo suficiente durante los últimos años como para permitirnos acceder a equipos de cine en casa y de música de mucha calidad a precios muy razonables. El problema es que no siempre es fácil encontrar los componentes adecuados, así que vamos a repasar brevemente en qué debemos fijarnos para elegirlos de forma acertada.

Empezaremos por el amplificador, que, como sabéis, es el componente encargado de excitar nuestras cajas acústicas. No es necesario que tenga mucha potencia, de hecho, no importa si no tiene demasiados vatios, aunque, eso sí, los que tenga deben ser de calidad. Esto significa que debe entregar su potencia máxima con una distorsión baja y soportar sin problemas las variaciones de impedancia de las cajas acústicas.

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Si lo que buscamos es un buen receptor A/V para nuestro equipo de cine en casa y nuestro presupuesto es ajustado, dos opciones muy interesantes son el Pioneer VSX-529-K 5.2 con transmisión 4K, AirPlay y radio por Internet (349 euros) y el Denon AVR-X1100W 7.2 con AirPlay, WiFi y Bluetooth (499 euros). Si nos podemos gastar algo más merece la pena dar una oportunidad al Pioneer SC-1224-K 7.2 con transmisión y escalado 4K, AirPlay, Bluetooth y radio por Internet (899 euros).

Un buen amplificador integrado para nuestro equipo de música debe estar bien construido (es una buena forma de evitar vibraciones no deseadas), y, al igual que en el caso del receptor A/V, entregarnos la potencia que puedan soportar nuestras cajas acústicas con una distorsión reducida. Si no queremos gastarnos mucho dinero dos buenas opciones son el Yamaha A-S301, de 2 x 60 vatios (349 euros), y el Denon PMA 720 AE, de 2 x 85 vatios (409 euros). Y si nuestro presupuesto es más holgado dos opciones atractivas son el Rotel RA-12, de 2 x 60 vatios (750 euros), y el Yamaha A-S1000, de 2 x 140 vatios (1.009 euros).

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Vamos ahora con las cajas acústicas. Es importante que elijamos aquellas que tengan el formato que nos interese (columna de suelo o monitor de estantería), y también que nos cercioremos de que vamos a poder «atacarlas» con solvencia con nuestro amplificador o receptor A/V. Si, además, podemos escucharlas en la tienda antes de comprarlas, mucho mejor. Un sistema de altavoces compacto y muy interesante para equipos estéreo y de cine en casa es el Bose Acoustimass 5 (529 euros), con distribución 2.1. Y, si no tenemos problemas de espacio y nuestro presupuesto es más holgado, una buena opción son las cajas de tipo columna Tannoy Mercury V4i (600 euros la pareja).

Si estás buscando un equipo compacto que te ofrezca un sonido estupendo, echa un vistazo al formado por el amplificador Denon AMP-520, el reproductor de CD Denon DCD-520AE y los altavoces estéreo Bose 201. Todos los componentes juntos cuestan 699 euros, un precio que no está nada mal. Otra opción muy apetecible en formato minicadena es el equipo Denon D-F109C (599 euros), con una potencia de 2 x 65 vatios y una conectividad a la última.

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Y, para concluir, un guiño a los melómanos que aún escuchan discos de vinilo (un formato que todavía tiene mucho que aportar). Si estás buscando un giradiscos que te permita disfrutar como el primer día tus vinilos, echa un vistazo al Denon DP 300 (379 euros), un tocadiscos con plato de aluminio y cápsula fonocaptora de imán móvil que te recordará lo bien que puede sonar un disco de vinilo hoy en día.

Imagen | McIntosh Labs

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